3 de abril de 2018
San Juan- Durante los pasados 34 años, William Figueroa Torres ha recorrido cada espacio del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico con detenimiento y en detalle. Es alto y tosco, a la distancia se caracteriza por su postura de guardián. Se dirige a todos, extiende su brazo derecho para ofrecerle un cálido apretón de manos: “Servir es un placer”, expresa.
“Desde muy temprana edad sentí una afición particular por el ámbito de la seguridad. En el 1984 se me materializó el sueño y comencé a trabajar en las clínicas de medicina como guardia de seguridad”, recuerda Figueroa Torres, nacido en Nueva York.
A los once años llegó con su familia a vivir a un campo de Toa Baja, su casa ubicaba justo al lado de una iglesia y allí descubrió su vocación por la teología y su fe.
“Trabajar en el Recinto de Ciencias Médicas es una bendición. Recuerdo a los once años mi mamá me traía al Centro Médico y yo mirada a los médicos que entraban y salían, los estudiantes y los profesores y pensaba que quería estar ahí, ser parte de eso. Dios me trajo aquí”, dice Figueroa.
Figueroa Torres se define a sí mismo como un servidor público.
“Yo llego al Recinto a las 5am y a veces estoy hasta las 7pm u 8pm. Gracias a Dios que me bendijo con mi esposa que entiende la responsabilidad que tengo y todo lo que ese compromiso conlleva”, expone el director de seguridad.
Entre las múltiples experiencias que Figueroa Torres ha vivido en el RCM destaca entre sus recuerdos el apoyo que la principal institución educativa de salud del país les brindó a las víctimas de la tragedia del Hotel Dupont Plaza ocurrida el 31 de diciembre de 1986. Y más recientemente, lleva muy presente el azote del huracán María.
“Durante el huracán María, pernocté en el recinto durante 23 días. Esto, como parte del plan de emergencia. Estar aquí fue importante porque fuimos una mano amiga para muchos estudiantes, particularmente en momentos de desasosiego y estrés”, explica Figueroa.
Cabe destacar que este líder se ha destacado en diversos escenarios, tanto a nivel personal como profesional. Ha sido reconocido como empleado del año del RCM en múltiples ocasiones, y galardonado por el Senado de Puerto Rico como servidor público del año. Además, recibió la medalla de honor del RCM por su excepcional servicio.
“A nivel personal, en el 2008 logré uno de mis mayores sueños cuando me gradué con honores del Instituto Bíblico de Puerto Rico, donde también tuve la oportunidad de ser profesor. Pero mi mayor logro ha sido la unión con mi esposa y mis cuatro hijos, quienes siempre me han apoyado. Ahora mismo también estoy en el proceso de escribir mi primer libro, el cual espero publicar próximamente. Pero mi mayor proyecto de vida es dejar un legado en el Recinto, que la gente sepa que un humilde servidor público hizo su trabajo de la mejor manera que pudo, de forma responsable y preparando a otros para que emulen el compromiso”, concluyó Figueroa Torres.