Estudio revela que la linagliptina disminuye la incidencia del uso de ventilación mecánica y el riesgo de muerte
21 de marzo de 2022
Por Ana Fernández Ruiz de Alegría
Desde la declaración de pandemia por COVID-19 hace dos años, uno de los aspectos que se han querido investigar es cómo la novel enfermedad afecta a personas con patologías previas, por ejemplo, la diabetes.
Así, el doctor Rodolfo Guardado, de la Universidad de Guanajuato en México, dirigió un estudio, en el que el doctor Erick Suárez, excatedrático de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR), tomó parte en el análisis estadístico. Los resultados fueron publicados recientemente en la prestigiosa revista Nature.
En esta investigación, los científicos se centraron en el uso de la linagliptina, un medicamento para regular el azúcar en sangre en pacientes con diabetes mellitus tipo 2, para el tratamiento de personas diabéticas hospitalizadas por COVID-19. Su propósito fue evaluar el impacto del medicamento en la utilización de la ventilación mecánica y el riesgo de muerte hospitalaria.
La diabetes es una enfermedad que afecta al metabolismo de la glucosa, la principal fuente de energía del organismo. Al digerir alimentos, se descomponen en glucosa y otros nutrientes que pasan al torrente sanguíneo. Cuando esto ocurre, la concentración de glucosa en la sangre aumenta, lo que conlleva que el páncreas fabrique y libere insulina. Esta hormona actúa como un vehículo que transporta la glucosa de la sangre a las células del organismo para que la empleen como combustible.
En el caso de la diabetes mellitus tipo 2, el páncreas produce la insulina en respuesta al aumento de glucosa en la sangre, pero las células no responden bien y la glucosa no entra en ellas para que la usen como energía. Es, entonces, cuando se dice que la persona se ha vuelto resistente a la insulina. El páncreas se ve forzado a producir más insulina para que las células respondan y capturen la glucosa.
Sin embargo, con el tiempo, el páncreas no puede mantener ese nivel de producción y el azúcar se acumula a niveles muy altos (hiperglucemia). A largo plazo, se dan complicaciones diversas como hipertensión arterial, obesidad, cardiopatías, neuropatías, hipotiroidismo, enfermedad renal, daño ocular y enfermedades de la piel, entre otras. Esta comorbilidad (la presencia de una o más enfermedades asociadas a la principal) es, precisamente, el detonante de un pronóstico poco favorable para quienes contraen COVID-19.
“Con la diabetes se produce más inflamación en el cuerpo y el sistema inmunitario está muy comprometido. Esto significa que, si una persona con diabetes contrae COVID-19, el cuadro clínico del paciente resulta más grave y tiende a empeorar más rápido. Además, se ha visto que la mortalidad por COVID-19 de las personas diagnosticadas con diabetes es mayor en comparación con las personas infectadas por el virus que no la padecen”, explicó Suárez.
“Se podría decir que la diabetes confiere un riesgo añadido a aquellos que la tienen y se infectan de COVID-19. Por tanto, la premisa de este estudio era que, si lográbamos controlar mejor el nivel de azúcar en este tipo de pacientes, podríamos evitar que llegaran a necesitar ventilación mecánica y disminuir así el riesgo de muerte; tener un mejor pronóstico”, agregó.
Para ello, los investigadores realizaron un ensayo clínico aleatorio controlado, entre junio de 2020 y febrero de 2021, donde se reclutaron 69 sujetos de características similares (edad, azúcar glicosilada de los últimos tres meses y glucemia inicial altas) hospitalizados por infección de SARS-CoV-2, virus que causa el COVID-19. En total, 34 sujetos recibieron un tratamiento combinado de insulina y linagliptina, y los 35 restantes solo recibieron insulina.
Los resultados de la investigación demostraron que la incidencia del uso de ventilación mecánica fue cuatro veces mayor en el grupo de pacientes que solo recibieron insulina frente a los que recibieron el tratamiento combinado. De igual forma, el riesgo de muerte fue tres veces mayor en el grupo que solo recibió insulina frente al que la recibió combinada con linagliptina.
“El exceso en muertes de aquellos que solo recibieron insulina no fue estadísticamente significativo, ya que el tamaño de la muestra (número de sujetos que participaron en el estudio) no era lo suficientemente grande para evidenciar estadísticamente las diferencias en mortalidad. No obstante, sí se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas en el uso de la ventilación mecánica, lo cual puede impactar la mortalidad de estos pacientes eventualmente. Este estudio es importante porque aporta evidencias para seguir explorando las bondades de la linagliptina”, recalcó Suárez.
Además de los doctores Guardado y Suárez, otros coautores de este estudio fueron Miguel Ángel García, Liz Jovanna Martínez, Hilda Elizabeth Macías, Rodolfo Aguilar y Alberto Aguilar.
La autora es bióloga especializada en ingeniería biomédica, estudiante doctoral en Educación en Currículo y Enseñanza en Ciencias de la UPR-Río Piedras e integra el Programa de Comunicación Científica de la UPR.
Publicado en El Nuevo Día