25 de junio de 2021
La periodista mayagüezana María Celeste Arrarás Mangual, ganadora de tres premios Emmy y reconocida por una sólida trayectoria en la televisión hispana de los Estados Unidos de América, fue la oradora principal de la centésima octava colación de grados del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Para mí es muy significativo ser parte de este día que marca un inicio tan importante para los graduandos. Es una celebración llena de esperanza, una fecha que nunca se olvida y el mensaje que se llevan consigo es muy importante”, indicó la presentadora televisiva, quien por casi dos décadas estuvo al frente del programa Al Rojo Vivo, de Telemundo.
La comunicadora, hija del licenciado José Enrique Arrarás, primer rector del RUM, recordó en su mensaje su niñez en el campus mayagüezano de la UPR, con el fin de compartir lo que denominó consejos para llevar en la “maleta para el viaje de la vida”.
“Les voy a hacer dos historias que espero arrojen luz sobre qué deben cargar en su equipaje, ahora que están a punto de zarpar. La primera, tiene que ver con la importancia de siempre aspirar a la excelencia. Algunos de ustedes tal vez no saben que de pequeña fui campeona de natación. Algo que le debo a mi papá, quien fue Rector de este Recinto. Todas las mañanas, antes de ir a la escuela, él me llevaba a entrenar en la piscina olímpica del campus universitario. Una vez, cuando todavía no salía el sol, yo estaba junto a la piscina imaginándome lo fría que seguramente estaba el agua, a punto de meter un pie para probar la temperatura cuando mi papá me detuvo. ‘No lo hagas’, me aconsejó. ‘Si descubres que el agua está demasiado fría, nunca vas a zambullirte. Mejor no lo pienses. Solo lánzate y empieza a nadar», expresó en el mensaje pregrabado que se transmitió en el Palacio de Recreación y Deportes, Germán “Wilkins” Vélez.
De esta forma, la periodista, quien recientemente fue contratada por CNN en Español, les ofreció el primer consejo para la maleta: “nunca pierdan el enfoque”.
“En las piscinas aprendí muchas de las lecciones que me han ayudado a triunfar profesionalmente, entre ellas, que uno nunca debe titubear; que, en vez de temerle a los desafíos, hay que buscarlos con ahínco y que uno nunca se debe conformar con hacer algo ‘bastante bien’. Cualquier persona puede ser buena en algo, pero se necesita disciplina y esfuerzo para hacer grandes cosas. El éxito no llega por casualidad”, expresó.
El otro consejo que ofreció fue nunca perder la integridad. Para ello relató, una ocasión en que un medio que no le había dado la oportunidad, por no tener experiencia, luego, le hizo una oferta de empleo, cuando vio su profesionalismo en el campo.
“Le puse tanto empeño, que en poco tiempo fui la reportera del grupo que más se destacó. Fue entonces cuando recibí una llamada. Un alto ejecutivo del canal principal en la isla, quería ofrecerme trabajo. Era el mismo que, meses antes, me había dicho que no tenía nada para mí, porque no le interesaba experimentar con novatos sin experiencia. Ahora quería contratarme para un puesto en su estación con un salario tres veces mayor al que me estaba ganando. Su canal tenía tres veces más audiencia que el Canal 24. La mayoría de las personas hubiera aceptado la oferta, o por lo menos la hubiera usado para negociar un aumento de salario en el 24. Pero yo jamás consideré ninguna de esas opciones. Sentía una inmensa gratitud hacia mi jefe, porque apostó a mí cuando nadie más estuvo dispuesto a hacerlo. Rechacé la oferta y nunca se lo dije a nadie. En ese momento no imagine que el haber hecho lo correcto en lugar de dejarme llevar por la codicia y el ego, iba a desatar una serie de eventos que me llevaría a alcanzar mis sueños”, narró.
Sin embargo, su jefe se enteró y le dio la oportunidad de cubrir la noticia de ese momento que era apertura de la Unión Soviética.
“Gracias al documental que traje de Moscú, ese año fui reconocida como ‘Mejor Periodista’ por la Cámara de Comercio de Puerto Rico. La noche en que recibí el premio, me tocó en la misma mesa con el invitado de honor, que era el reverendo Jesse Jackson, que en ese entonces aspiraba a la nominación a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Demócrata. Había periodistas internacionales presentes y todo el mundo quería entrevistarlo, pero él había dicho que no daría entrevistas a nadie. Cómo logré convencerlo de que me hablara en exclusiva es otro cuento, pero el caso es que la entrevista que le realicé hizo titulares”, relató.
Agregó que sus colegas se mostraron enojados por no lograr la entrevista, en particular el director de una cadena radial, que se quejó con los oficiales de comunicaciones de Jackson.
“Les cuento todo esto porque semanas después, ese director radial fue nombrado director de noticias de un importante canal en Nueva York y me llamó a confesarme que la noche de Jesse Jackson, quedó tan favorablemente impresionado con mi determinación para lograr la exclusiva, que quería que me uniera a su equipo. Fue él quien me ofreció el trabajo como presentadora que me abrió las puertas al importante mercado de la televisión hispana en Estados Unidos. Y todo comenzó con haber tenido la entereza de carácter de rechazar una oferta tentadora, simplemente porque no era lo correcto. Cada acción tiene una reacción. Toda y cada una de nuestras decisiones es capaz de alejarnos o acercarnos al plan que el Universo tiene preparado para nosotros. Todo depende de nosotros”, puntualizó.
Siguiendo la metáfora del viaje, al terminar su amena alocución, que hizo ataviada con la toga doctoral colegial, Arrarás Mangual, exhortó a la clase 2021 del RUM a ‘empacar liviano”.
“Dejen atrás el ego que es como una pesada piedra y no les dejara avanzar. El ego nos hace ver una percepción distorsionada de la realidad e indudablemente nos lleva al fracaso. Tiren por la borda los prejuicios que también nos hacen ver falsos espejismos en el horizonte. Los prejuicios tratan de engañarnos para que perdamos el rumbo.
¿Qué llevar entonces en la maleta? Lleven la herramienta que nunca les fallará: sus principios. Cuando el sendero parezca oscuro, siempre les ayudará a encontrar el camino. En ocasiones, sentirán que su barco seguramente naufragará, que se han de ahogar. Es entonces cuando deben poner su fe en la brújula de sus convicciones. Su brújula moral. Déjense guiar por ella. Permitan que sus principios le señalen su Norte. Y manténganse firmes al timón”, enfatizó.
“Naveguen por un mundo que tenga propósito, no uno de habladurías y cosas materiales. Se darán cuenta de que son menos las personas que transitan por esa esfera y eso los ayudará a avanzar con mayor rapidez y alcanzar sus metas personales y profesionales con mayor velocidad. Al final del viaje, lo que verdaderamente importa, es haber encontrado eso que nos apasiona y estar en paz con nosotros mismos. Saber que, durante todo el camino, hicimos lo correcto. Porque para ser un buen marinero, primero hay que ser un buen ser humano. ¡Qué tengan un buen viaje!”, concluyó