26 de junio de 2018
A sus 14 años de edad ingresó a la universidad; ahora a sus 18, se gradúa Magna Cum Laude del Departamento de Ingeniería Mecánica (INME), durante la centésima quinta graduación del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Se trata de la colegial Hazel Thais Rivera Rosario, quien ya fue admitida al programa doctoral en Ingeniería Aeroespacial de la prestigiosa Universidad de Cornell.
Hazel, quien es además una virtuosa del violonchelo, cursaba otro bachillerato en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, en la ejecución del mencionado instrumento, mientras estudiaba Ingeniería.
«Al principio yo fui Home Schooler. A los 13 años, pude tomar el College Board. Cuando se me presentó la oportunidad de poder entrar a la Universidad, inicié con el programa de traslado articulado de la Universidad de Puerto Rico-Bayamón y luego de dos años, pasé aquí, al Recinto Universitario de Mayagüez. Siempre quise estudiar ingeniería porque me gusta esa combinación entre ciencias y matemáticas y me apasiona la aerodinámica», indicó la joven, quien explicó que su transición a la vida universitaria transcurrió muy bien gracias al apoyo de sus padres, mentores y compañeros de estudio.
Durante su jornada académica, se integró al Departamento de Banda y Orquesta.
«Estuve en la Orquesta de Cuerdas y fue una experiencia excelente. Tuve la oportunidad de ir a muchos sitios a tocar, incluso de ser solista en una pieza que me dedicaron».
Se refiere a Estirpe, compuesta por Hugo Adames Román, exclusivamente para esta virtuosa chelista y que interpretó en el concierto con el que cerró su participación con la mencionada agrupación.
Y es que la colegial ha cautivado la admiración de sus pares desde que interpretó la Zarabanda de la Cuarta Suite de Bach, con su violonchelo, en su audición para ingresar Orquesta de Cuerdas del Recinto, cuando tenía tan solo 16 años.
“Sacó perfecto en su audición, algo que es casi imposible. Lo que interpretó para mí ese día fue un concierto maravilloso. Yo me quedé sin palabras cuando me dijo que empezó a tocar con tan solo tres años”, relató el maestro Santos Torres Toro, director de la orquesta, al recordar el primer día que la escuchó.
Asimismo, se unió al equipo de Aero Design, en el que rápidamente se entregó al diseño de aeronaves a pequeña escala. Sus esfuerzos allí le ganaron el respeto de sus colegas mayores y las responsabilidades de líder de rendimiento de la división micro, según explicó el doctor David Serrano, catedrático y consejero de los proyectos especiales de INME.
“Estuvo en el micro el primer año y luego lideró el equipo. Aprendió mucho y se echó el trabajo encima. Estuvieron más de un mes sin electricidad, pero aun así hicieron un buen papel, obteniendo el primer lugar en presentación y el tercero en diseño”, comentó Serrano sobre el liderazgo que demostró Hazel ante los incontables obstáculos que le presentó el huracán María.
La investigación también fue una parte integral su vida universitaria al participar en varias experiencias de internado fuera de Puerto Rico.
En verano de 2016, estuvo en el Glenn Research Center de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), donde desarrolló un extenso manual de especificaciones técnicas que hoy ayudan a los ingenieros en el uso y mantenimiento de herramientas y piezas de construcción de naves espaciales alrededor de la nación. Luego, en el 2017, se destacó en el Departamento de Ingeniería y Aeroespacial de la Universidad de Florida (UF), donde trabajó con tratamientos experimentales de agua. De hecho, actualmente se encuentra nuevamente en el NASA Glenn Research Center, donde trabaja en el área de hipersónicos.
Durante su fructífera temprana juventud, la novel ingeniera estableció una iniciativa de alcance comunitario para dar a conocer el instrumento del violonchelo.
«Desarrollé un proyecto llamado Tras la nota de mi violonchelo, y es que siempre que iba a los sitios me preguntaban que si era una guitarra o un violín. Así que quise llevarlo a los diferentes escuelas y universidades para todo el que quiera aprender de una forma divertida. Toco música de las películas y videojuegos que la gente ha escuchado antes y asocia a momentos lindos de su vida. El enfoque es revelarle a quienes me escuchan que el violonchelo y la música clásica están en muchas de las cosas que aman. Fue una experiencia bien buena ver cómo los niños reaccionan a la música, es impresionante», relató.
Además, en su paso por el Recinto recibió la beca Dr. Andrés Calderón y en el Conservatorio la beca Pedro Flores.
Ahora que parte a Ítaca, Nueva York para iniciar sus estudios doctorales, lleva consigo a su alma máter.
“Lo más bonito que me ha pasado en el Colegio han sido todas las personas que he conocido durante los últimos cinco años. Sin mis amigos de la Orquesta, de Aero y todos los de Mecánica, yo no me hubiera atrevido a hacer las cosas que logré y la universidad no hubiera sido la misma”, exclamó.
«Ser colegial es representar a Puerto Rico», concluyó.