Por Mario Alegre Barrios
NO FUERON POCAS LAS VECES que, de niña, Camila Morales Navas miró el cielo mientras iba de su hogar -en la urbanización Altamira, en Lares- a su escuela elemental -en el Barrio Juncal, en San Sebastián-, sin imaginar que ahí, en algún lugar entre las nubes, de vez en cuando se asomaba la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) y, menos aun, que varios años después esa plataforma que orbita la Tierra desde 1998 sería el destino de un proyecto creado por ella, como estudiante e investigadora del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Naturales de Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
En síntesis, el proyecto que pondrá en el espacio el nombre de Camila y el de la IUPI se cifra en el diseño, construcción y evaluación de un sistema electroquímico mediante el que NASA intenta identificar alternativas para aprovechar -sobre todo para misiones largas, como un viaje a Marte o una estancia prolongada en la Luna- todos los remanentes o material de desecho de lo que se envía al espacio, entre estos la orina humana que, luego de ciertos procesos, produce amoniaco y, con esto, energía.
Tan ensimismada ha estado durante los pasados tres años en la investigación, diseño y creación de este equipo, que a Camila le cuesta trabajo abstraerse de ese proceso y reflexionar desde cierta distancia sobre la trascendencia que este logro tiene, no solo para ella y su trayectoria académica y profesional, sino también para la IUPI, para Puerto Rico y para los proyectos espaciales de NASA.
“La verdad no he tenido tiempo de caer en tiempo, valga la redundancia”, dice con una sonrisa que se adivina detrás de la ya ubicua y pandémica mascarilla. “En realidad no he reflexionado en la magnitud o impacto que puede tener mi proyecto… he estado demasiado ocupada, pasito a pasito. Todos estos años han sido muy intensos, siempre diciéndome a mí misma, ‘un poquito más… un poquito más’, y con esa mentalidad de ir poco a poco he llegado hasta aquí. Verlo como algo ‘grande’, pues no sé… Si con esto puedo inspirar a otros, ojalá, para que vean sus sueños como algo viable, como una posibilidad real. Eso sería ideal, inspirar con la idea de que los sueños no son lejanos, solo que toman tiempo”.
La mirada -que le brilla mientras conversamos de su “cajita”, del espacio, de la NASA, de los satélites, de eso que está allá, en eso que llamamos “arriba”, y que a ratos, según la Tierra gira, también está “abajo”- le resplandece aun más cuando recuerda el origen de todo lo que hoy ella es.
Hija de don José Morales y doña Antonia Navas -y hermana menor de Coraly- Camila tuvo en su padre -maestro de ciencias durante muchos años- el primer resplandor que le permitió vislumbrar lo que había en su futuro.
“Con él veía documentales sobre ciencia y recuerdo que ya en quinto grado le pregunté cuál era el científico que manipulaba la materia”, recuerda Camila. “Sin pensarlo, me dijo ‘el químico’, y por eso, desde entonces tuve clarísimo lo que yo quería estudiar: química, por supuesto. Cuando terminé la escuela superior, la primera opción fue el Recinto de Arecibo de la UPR y durante todo el primer año viajé de Lares a Arecibo. Ya para mi segundo año me trasladé al Recinto de Río Piedras, donde comencé en Educación en Química, eso fue en el 2006. Vivía en Santa Rita y entraba al recinto por el portón del Edificio Facundo Bueso. Ahí tomé los cursos de educación, y luego entré a Química, en la Facultad de Ciencias Naturales”.
Camila, -quien ha culminado su bachillerato en Química, es maestra certificada por el Departamento de Educación de Puerto Rico y contempla finalizar su doctorado en Química en diciembre del año en curso o, a más tardar, en mayo de 2021- explica que es sumamente complicado reproducir en un laboratorio las condiciones de microgravedad que su experimento requiere. Por eso el viaje a la ISS.
LA ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL funciona desde hace 22 años como un proyecto colaborativo con equipos de astronautas e investigadores de las cinco agencias del espacio participantes: la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), la Agencia Espacial Federal Rusa (FKA), la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA), la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la Agencia Espacial Europea (ESA). La ISS está considerada como uno de los logros más grandes de la humanidad.
“En nuestro laboratorio completar un experimento así no es posible”, asevera. “Solo hay tres opciones para recrear esa microgravedad: Un ‘droptower’ (un edificio con una columna al vacío) en el que se dejan caer los objetos -y por unos segundos- hay microgravedad durante esa caída libre; hacer vuelos parabólicos en un avión y que el mismo descienda a una aceleración que cancele la gravedad; y, la tercera, ir al espacio. Esto hasta ahora es todo teoría, hacemos todo con gravedad, aquí en la Tierra, y ahora tenemos una sola oportunidad en la Estación Espacial para comprobar que funciona ahí, donde no hay gravedad”.
Y eso la tiene sin dormir…
“Sí, tengo rachas de no dormir”, reconoce risueña. “Pero también resuelvo mis problemas durmiendo, así que hay días en los que prácticamente no duermo y otros en los que duermo mucho”.
“Es algo extraordinario, ejemplar e inspirador”
Para el doctor Carlos Cabrera, profesor de Camila, este logro de su discípula es sumamente especial y motivo de un orgullo inmenso.
“Ya llevo 31 años en la Universidad de Puerto Rico, he graduado a 38 PhD y la próxima va a ser Camila, si Dios quiere”, dice el doctor Cabrera con evidente emoción. “La verdad es que este proyecto tiene una larga historia. Cuando escribimos esta propuesta, yo tenía un grupo grande, con los doctores Eduardo Nicolau, Carlos Poventud y Raúl Acevedo, que en ese entonces aún no habían culminado su doctorado. Y también estaba Camila. En ese entonces no nos aprobaron la propuesta, sino hasta un par de años después, cuando solo quedaba Camila. Tuvimos que tomar la decisión de aceptar o no los fondos, porque no teníamos el equipo original. Sin embargo, ha sido extraordinaria la manera como Camila asumió sola el reto. Todo lo ha hecho ella… diseño, estructura y la relación con NASA para culminar este experimento. Ha sido la única y esto es algo extraordinario, ejemplar e inspirador”.
Tres años lleva Camila en esto, contra viento y marea… contra los huracanes, contra los terremotos, contra la pandemia. Tres años lleva Camila trabajando en este proyecto, como investigadora a tiempo completo, dando alas a una vocación que para todo científico suele ser frustrante, con muchos tropiezos en silencio y en soledad, con la necesidad vital de reencontrar fuerzas dentro de uno mismo para seguir adelante, hasta que un día, quizá sin esperarlo -y luego de tanto tratar- todo funciona y entonces los obstáculos pasados lo único que hacen es que el triunfo sea aun más satisfactorio.
“ESTE PROYECTO NO fue la excepción: muchas cosas no funcionaron, muchas cosas se tuvieron que rediseñar, con mucha ayuda de colaboradores… en fin”, comenta el doctor Cabrera. “Ha sido un trabajo arduo, difícil pero ya culminado. Estoy muy orgulloso de ella y por ver su proyecto en la Estación Espacial Internacional, en el primer experimento electroquímico en el espacio en el que participa la Universidad de Puerto Rico y nuestro Recinto. Esa plataforma que ella diseñó se podrá utilizar para otros experimentos de otros científicos que requieran cero gravedad en el espacio, bien sea en la ISS, en la Luna, en Marte o donde sea. Camila ha hecho un trabajo extraordinario. El 29 de septiembre su equipo partirá a la Estación y tenemos la certeza de que el experimento será exitoso”.
Ese es el día clave, el 29 de este mes, cuando la cápsula en la que viaja el equipo de Camila orbitará la ISS hasta acoplarse y entregar la pequeña caja. El experimento es relativamente corto -no más de dos horas- y una vez concluya, los resultados serán anunciados a la brevedad posible. La nave que llevará el paquete de Camila hasta la Estación Espacial despegará en un lanzamiento que se realizará desde la isla Wallop, Maryland, cerca de la costa de Virginia, donde la NASA tiene un centro. (https://www.nasa.gov/centers/wallops/home).
-Camila, y después de esto, ¿qué?
-Bueno, todavía no me imagino no estar en un laboratorio. Tengo un sueño, un trabajo ideal, sin embargo lo primordial en mi vida es ser madre, o sea, debo tener un balance. Quizá cuando me gradúe busque un trabajo como maestra o profesora y ya después intente ese trabajo ideal, pero Lunna Camila, mi hija, es mi prioridad.
-Y Dios, ¿dónde cabe Dios en este mundo de la ciencia, de lo comprobable, de lo exacto?
-Es una pregunta que me la han hecho mucho… debo decir que soy cristiana y católica. Quizás esto sea un poco contradictorio: ser una química católica, pero sí, lo soy….
-¿Pero cree en el Big Bang?
-Sí, creo. Y creo también en el equilibrio y en la armonía. Hay unos límites que no son palpables ni justificables, así que para estar en paz con mi ser, tanto físico como espiritual, creo en eso. Hay muchas cosas que no se pueden explicar y mientras más estudias y sabes, más cuenta te das de que se sabe muy poco. En ese límite entra mi fe y mi esperanza, mi búsqueda de la armonía con Dios y con el saber.
Lunna Camila se acerca a su madre… Camila la sienta a su lado.
-Estoy bien agradecida de la Universidad de Puerto Rico y de mi Recinto de Río Piedras -asevera como corolario-. La IUPI ha sido mi casa, mi hogar… me ha dado estructura, confianza. Aquí he crecido, no solo en lo académico, que después de todo para eso es la universidad, sino también en otros aspectos. Incluso mi hija estuvo aquí enfrente, en la Escuela Maternal, cuando tenía 4 años. Así es que, para mí, la Universidad de Puerto Rico es fundamental y todos los jóvenes deben intentar venir aquí. Es una casa que abre tantas puertas”.
PARA EL DOCTOR Luis A. Ferrao -rector de la UPR-RP- “este logro merece las más calurosas felicitaciones y reconocimiento para Camila, así como para sus familiares y profesores, a nombre de la comunidad universitaria y en el mío propio”.
“Esto -añade el doctor Ferrao- representa toda una gesta que ha sido posible gracias a su talento, voluntad y pasión, como un elocuente ejemplo de lo que nuestra juventud es capaz de hacer aun en las condiciones más desafiantes. Jóvenes como Camila nos devuelven el optimismo y la esperanza en un mundo cada vez más demandante”.
Por su parte, el presidente de la UPR, el doctor Jorge Haddock, destacó la importancia que tiene el proyecto de Camila para la institución, la comunidad científica y para Puerto Rico.
“De parte de toda la comunidad universitaria, nuestras felicitaciones a Camila por este gran logro en su carrera como investigadora. Su esfuerzo y trabajo incansable a favor de la ciencia y de su universidad hoy rinde frutos, y llena de orgullo a la institución y a todo Puerto Rico. Su ambicioso proyecto no solo amplía las oportunidades de operación de la NASA, sino también la investigación desde la academia, generando nuevas posibilidades de desarrollo para la industria aeroespacial. Su trabajo es el mejor ejemplo de la educación de excelencia que ofrece la UPR y que no hay obstáculos para lograr las metas. Agradecemos a los mentores de Camila y a la NASA por su apoyo y confianza en el talento de nuestra investigadora, quien es un gran ejemplo para otras mujeres que aspiran a destacarse en el área de la ciencia. ¡Enhorabuena Camila!”, destacó el presidente Haddock.
Camila ha trabajado en los proyectos de microgavedad del NASA MIRO Center for Advanced Nanoscale Material de nuestra Facultad de Ciencias Naturales, donde ha hecho dos publicaciones: “Microgravity Effects on Chronoamperometric Ammonia Oxidation Reaction at Platinum Nanoparticles on Modified Mesoporous Carbon Supports”, Poventud-Estrada, C.M., Acevedo-Esteves R., Morales-Navas, C. et.al. Microgravity Sci.Technol. https://doi.org/10.1007/s12217-017-9558-5; y “Chronoamperometric Study of Ammonia Oxidation in a Direct Ammonia Alkaline Fuel Cell under the Influence of Microgravity”, Acevedo-Esteves, R., Poventud-Estrada, C.M., Morales-Navas, C. et al. Microgravity Sci.Technol. https://doi.org/10.1007/s12217-017-9543.
Este proyecto ha sido posible gracias a la NASA EPSCoR Grant No. NNX16AD49A “Ammonia Electrochemical Oxidation Mechanism in Microgravity” y a NASA Space Grant No. NNX15AI11H.