26 de junio de 2020
La tecnología que se inventó con un material adsorbente creado en uno de los laboratorios del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de la Universidad de Puerto Rico (UPR), para purificar el aire que respiran los astronautas en la Estación Espacial Internacional y en misiones de largo alcance, está cada vez más cerca de poder utilizarse como un prototipo, luego de alcanzar resultados que superan los requisitos que establece la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA).
El proyecto del doctor Arturo J. Hernández Maldonado, catedrático del Departamento de Ingeniería Química (INQU), es el único en Puerto Rico en contar con una subvención de $750 mil, a través del programa Small Business Technology Transfer (SBIR/STTR) de la NASA, con una categoría de Fase II. Este logro tiene suma relevancia, ya que su nivel de presteza o prontitud o Technical Readiness Level, (TRL), ha trascendido seis fases en una escala de nueve pasos, que lo coloca muy próximo a transferir tecnología transformadora que también tendrá impacto en la sociedad. Esta podría utilizarse en distintas aplicaciones, entre ellas, en futuras expediciones espaciales, incluso a Marte y en aplicaciones terrestres.
La investigación que ha dirigido el profesor, junto a su equipo de trabajo integrado por estudiantes subgraduados y graduados, tiene una sólida trayectoria de más de una década que ha ido avanzando en distintas etapas y que ha recibido varias inyecciones económicas de la NASA ascendentes a más de $1 millón. Igualmente, ha obtenido tres patentes como parte del esfuerzo en 2017, 2018 y 2019, aprobadas para cubrir todas las bases que implica el material: su preparación, su composición y su uso.
“Estamos hablando de una historia de más de 10 años, desde engendrar una idea, buscar una solución, hasta llevarla a la realidad con la colaboración y esfuerzo de estudiantes. La satisfacción es increíble. Al final del día, es sumamente agradable ver algo que se imaginó, y que pudo materializarse y trascender. Incluso, entiendo que será un escalón más para el avance de la ciencia y la ingeniería, en las que haces un descubrimiento que más adelante, en 10 o 15 años, algún otro científico pueda utilizar como base para su trabajo y se convierta en otras aportaciones mayores. Significa mucho para mí, ver que cierro, básicamente, ese ciclo, de contribuir con un invento desde el laboratorio para la sociedad”, reiteró el doctor Hernández Maldonado.
El ingeniero químico explicó que el adsorbente que inventó cumple con el reto de purificar gases o, en este caso específico, filtrar dióxido de carbono (CO2) en las cabinas de los astronautas y proveer mayor pureza en términos del aire que respiran. Junto con la compañía TDA Research Inc., responsable del prototipo que alberga el material patentado, se ha creado un sistema de alta eficiencia que hará esa función en las estaciones espaciales durante sus misiones, particularmente en aquellas de largo plazo, de manera costoefectiva y con mayor eficiencia.
“Es donde entra la habilidad o el talento de nuestro equipo de trabajo. Nosotros podemos preparar estos materiales en lo que se conoce como diseño de abajo hacia arriba. Es mirarlo primero a nivel de átomos y desde allí construimos un material que, eventualmente, demostramos que es perfecto para el objetivo en la mira. ¿Perfecto por qué? Para remover la cantidad de dióxido de carbono de la manera que NASA requiere. Para poder regenerar el material, para volver a utilizarlo, no tienes que usar mucha energía. El acceso a fuentes de energía y su acumulación no es fácil en misiones espaciales; si tienes algo que consume grandes porciones de energía, perjudicas a otras partes de la misión”, reveló el catedrático.
A su juicio, las distintas fases por las que ha pasado el proyecto, así como las subvenciones económicas que ha recibido, evidencian el alto nivel de competitividad de las investigaciones que se realizan en el país y en la Universidad. El profesor con casi 20 años de experiencia docente, agradeció el trabajo y la colaboración de todo su equipo de estudiantes, cuya aportación ha sido fundamental.
Por su parte, el presidente de la UPR, doctor Jorge Haddock, felicitó al ingeniero químico por su descubrimiento, así como por su compromiso en beneficio de la institución, la ciencia y para Puerto Rico.
“Nuestras felicitaciones al doctor Hernández por su esfuerzo y trabajo incansable a favor de la ciencia y de nuestros estudiantes. Su ambicioso proyecto no solo amplía las oportunidades de operación de la NASA, sino también la investigación desde la academia, generando nuevas posibilidades de desarrollo para la industria aeroespacial. Su trabajo es el mejor ejemplo de la educación de excelencia que ofrece la UPR. Agradecemos a la NASA por su apoyo y confianza en el talento de nuestros investigadores, profesores y estudiantes”, destacó el presidente Haddock.
Mientras, el rector del RUM, doctor Agustín Rullán Toro, resaltó la aportación del científico y el proyecto que ha liderado a lo largo de la pasada década.
“Nos honra y llena de prestigio tener a catedráticos de la altura del doctor Hernández Maldonado, quien lleva a la práctica el verdadero significado de la docencia universitaria. Su carrera se ha destacado por su pasión de formar a los mejores profesionales en su salón de clases y laboratorios, y también por su misión de dejar un legado a través de sus investigaciones, que redundan en un impacto para la humanidad”, puntualizó el Rector.