El estudio empleó coprolitos encontrados en Vieques, pertenecientes a las culturas huecoides y saladoides.
La estudiante doctoral Jelissa Reynoso-García y el Profesor Gary Toranzos, de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, en colaboración con la Dra. Yvonne Narganes del Centro de Arqueología de la UPR, estudiaron coprolitos (restos fecales momificados) de dos culturas precolombinas extintas que habitaban en Puerto Rico (huecoide y saladoide) y las compararon con muestras de coprolito encontradas en México y Ötzi, el denominado “hombre de hielo”. En el estudio, compararon la diversidad de hongos encontrada en estas culturas, con la de comunidades nativas de Perú que aún existen y con individuos de Estados Unidos. Los resultados publicados en la revista Microorganisms, reflejan que la diversidad de hongos microscópicos -micobioma- en los intestinos de poblaciones precolombinas era menor que en las actuales.
“Los huecoides y saladoides [cohabitantes de la isla de Vieques] eran culturas precolombinas al igual que las estudiadas en México. Ötzi es una momia, entonces estamos básicamente comparando coprolitos de Puerto Rico con coprolitos de México y con los de una momia. Entonces todos estos antiguos, los comparamos con comunidades nativas de Perú que existen, cazadores-recolectores y agricultores de Perú y con individuos urbanos en Estados Unidos. Ha sido como una transición desde los más antiguos hasta los más urbanos”, afirma Reynoso-García.
El estudio del micobioma ancestral es fundamental para comprender el efecto de los estilos de vida modernos en la composición del micobioma intestinal actual. Las diferencias encontradas entre el de culturas precolombinas y las actuales pueden ser un reflejo de los estilos de vida modernos y la adaptación humana a diferentes entornos.
“En otros estudios donde comparan poblaciones rurales y urbanas, también se ha visto, hay menor diversidad en poblaciones rurales y mayor en poblaciones urbanas. Ese patrón también se ha visto y aún no sabemos qué significa, pero si sabemos que el microbioma (todas las entidades biológicas) tiene un papel importante en la salud humana, por ejemplo, ellos nos ayudan a mantener la homeostasis (estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo que se necesita para sobrevivir y funcionar correctamente), pueden influenciar directa e indirectamente el metabolismo y alterar las comunidades de bacterias en el intestino”, explica Reynoso-García.
“La hipótesis de nosotros es que todas estas muestras nos dan una idea sobre la coevolución entre nuestro microbiota y nosotros como animales, y eventualmente nosotros quisiéramos llegar a un punto en el cual podamos determinar cómo se comunica este microbioma entero, los hongos, las bacterias, con nuestras células, porque todos trabajamos en conjunto. O sea que esto es una partecita pequeña pero bien importante del rompecabezas que estamos tratando de formar”, puntualiza Toranzos.
El Centro de Arqueología de la UPR colaboró con la investigación, “Ellos han dedicado más de 30 años de su vida a estudiar esas dos culturas y en excavaciones a diferentes niveles. En Vieques encontraron los coprolitos de entre 600 a 1,500 años y ellos nos permitieron agarrar sus bebés [coprolitos]… es un muestreo destructivo, hay que destrozarlos completamente para aislar el ADN”, comenta Toranzos.
Los investigadores utilizaron protocolos muy estrictos en todos los pasos, desde la recolección de muestra y extracción de ADN hasta el uso de diversos programas informáticos para comprobar la antigüedad de los hongos e identificar las especies encontradas.
“Los coprolitos tienen que estar en unas condiciones específicas para poderse preservar, por ejemplo, en Vieques el clima es bastante árido así que esto ayudó a que los coprolitos se preservaran. Sabemos que el ADN [de los hongos microscópicos] es antiguo porque realizamos un análisis donde pudimos detectar que hubo sustituciones de las bases de Citocina-Timina en los terminales del ADN. Así que esto es característico del ADN antiguo”, explica Reynoso-García.
“Lo que acabamos de hacer es demostrar presencia y ausencia de ciertos tipos de hongos. Tenemos que ver y estamos en proceso de hacerlo, cuál es el rol que tienen los hongos… La hipótesis que tenemos es que, como la dieta es la que determina realmente lo que hay en términos de los hongos, el tipo de dieta que tenían los saladoides y huecoides por ejemplo y, aquellos de México eran bastante parecidos porque en las Américas había comercio, se comía mucho maíz, yuca, frijoles y ese tipo de cosas. O sea que nosotros esperamos que haya cierto tipo de hongos relacionados a lo que se comía en ese momento. Comenta Toranzos.
Esta investigación es parte de una más compleja realizada desde el laboratorio del doctor Toranzos. La misma incluye el estudio simultáneo de la diversidad de bacterias y virus en los coprolitos.
“Estamos haciendo otro tipo de trabajo que nos va a dar información incluso, seguramente, más fuerte sobre los hongos. Porque una de las cosas que no sabemos y no se ha hecho, tampoco, es la posibilidad de encontrar virus que infectan a los hongos y entonces, tenemos virus que infectan a los seres humanos, a bacterias, pero de los hongos no hay absolutamente nada y eso es algo que tenemos que buscar”, afirma Toranzos.
Los investigadores
El doctor Toranzos es un boliviano, que llegó hace 36 años a Puerto Rico. Afirma que lo que más le gusta de estar en Puerto Rico son las oportunidades de crecimiento y el trabajo con los estudiantes. Por su laboratorio han pasado decenas de estudiantes graduados y cientos de subgraduados.
“Yo me siento ahora mismo microbióloga y bioinformática. He aprendido mucho pero también hay veces, ciertas cosas positivas que uno no ve y que el profesor sí. Él ha podido ver cosas en mí que yo misma no veía. Eso es algo que me gusta mucho y que me ha motivado a seguir”, comenta Reynoso García.
“Es un orgullo, es la primera vez en el mundo que se está trabajando con esto y es un orgullo que esta señorita [Reynoso-García] sea la primera en hacer parte de esto. Es la primera persona en su familia que está sacando un doctorado o sea que es un orgullo”, afirma Toranzos.
Por Bonny M. Ortiz Andrade