23 de agosto de 2019
Por Daniel Rivera Vargas
El hallazgo consistió en utilizar tecnología verde para proteger a los corales de la oxibenzona, un componente químico que hay en los protectores solares que utilizan los bañistas.
Un grupo de investigadores del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) logró un importante descubrimiento que podría ser de gran ayuda para proteger los arrecifes de un químico existente en algo considerado generalmente como benigno: el protector solar.
El profesor Félix Román, catedrático de la división de química ambiental del Departamento de Química en el RUM, explicó que el hallazgo se hizo en el 2017 por un grupo de estudiantes bajo su supervisión.
En agosto de 2017 comenzó a darse a conocer el descubrimiento, pero desapareció del ojo público cuando en septiembre de ese año pasaron los huracanes Irma y María.
Román explicó que el hallazgo consistió en demostrar que hay tecnología verde existente que protege a los corales de la oxibenzona, un componente químico que hay en productos como protectores solares, que son tan necesarios para proteger la piel de condiciones como cáncer.
“Hay un problema grande a nivel mundial. Los corales están en proceso de muerte, están siendo blanqueados. Alrededor de la mitad de los corales en el mundo están siendo afectados por el blanqueamiento, proceso previo a muerte, en el Great Barrier Reef (Gran Barrera de Coral) de Australia hay un problema serio, en el caribe también”, comentó el académico.
“El coral es importantísimo por su belleza y por la gran diversidad de fauna y flora, que es mayor a incluso bosques pluviales, como El Yunque”, agregó.
El profesor indicó que el daño a los corales provocado por la oxibenzona, que se encuentra también en productos como cosméticos, ha sido atendido por algunas jurisdicciones mediante legislación.
Por ejemplo, en Hawaii es ley una prohibición a los sunblocks o bloqueador solar con estos productos; en Florida se presentó legislación similar, aunque no tiene fuerza de ley por ahora.
En Puerto Rico, hay un proyecto de ley para prohibir este químico y uno similar de nombre octinoxate, el P. de la C.1997, del representante Joel I. Franqui Atiles.
La medida fue sometida el pasado 25 de febrero, y fue referida a la comisión cameral de Pequeños y Medianos Negocios, y Comercio, Asuntos del Consumidor, Banca y Seguros, pero no ha convocado a una vista pública.
“Según un estudio de Archives of Environmental Contamination and Toxicology, cada año unas 14,000 toneladas de protector solar terminan en los arrecifes de corales alrededor del mundo. Los expertos indican que existen dos componentes que están presentes en la mayoría de los productos de protección solar: la oxibenzona y el octinoxate. Ambos químicos actúan filtrando los rayos solares y evitando así que la piel los absorba. Ahora bien, la acumulación de estos químicos en los corales contribuye al blanqueamiento de estos, ya que mata las algas que crecen dentro de ellos”, plantea la medida de Franqui Atiles.
Solución nacida en el Colegio
Román destacó que, parte de los trabajos en su Departamento de Química en los pasados 20 años, ha sido explorar “materiales verdes” o que no son nocivos al ambiente, para remover contaminantes del agua.
Ellos crearon unos “nanocompocitos” con elementos de las algas marinas, de los cascarones de crustáceos como camarones y nanopartículas de hierro, que tienen forma de pequeñas perlas, pero que son magnéticas.
“Son pequeños imancitos de hierro”, afirmó Román.
Aunque originalmente las crearon para la reutilización del agua potable que normalmente se desecha, porque se estima que para el 2050 el gran problema mundial sea la falta de agua potable, algunos de sus estudiantes graduados pensaron que quizá las perlas magnéticas podrían ayudar en la preservación de los corales.
“Vino de los mismos estudiantes la idea”, expresó Román.
El grupo está integrado por el estudiante graduado de Química Oceanográfica del Departamento de Ciencias Marinas (RUM), Víctor Fernández Alos; los estudiantes subgraduados del Departamento de Química (RUM), Gabriela Cruet Valle, Ana Zapata Padilla, y Faviola M. Álvarez Delgado.
El equipo también contó con el apoyo del profesor Oscar Perales Pérez, del Departamento de Ciencias de Ingeniería y Materiales y actual ayudante especial en la rectoría del RUM.
El grupo hizo un experimento en una playa de Rincón, corroboraron que estaba perjudicada por el contaminante oxibenzona, y luego echaron las perlas a ese pedazo de playa; en una hora, según el profesor, el 95% del contaminante fue removido por las perlas.
“¡Probamos que funcionaba!”, exclamó Román.
De forma preliminar, Román planteó que las perlas se podrían extraer mediante un tipo de imán, aunque reconoció que el desarrollo comercial de la idea requiere más estudios que no son parte de los esfuerzos académicos.
El profesor opinó que no sería costoso fabricar las “perlas” porque los materiales “provienen de desechos”, lo que es económico, y son reusables.
Explicó que luego los estudiantes enviaron un resumen de los hallazgos a la Asociación Americana de Química, y divulgaron el incidente, generando mucho interés a nivel mundial, pero el fenómeno natural detuvo el avance de esta iniciativa.
“Esto fue pre-María. Vino el huracán y todo quedó perdido”, lamentó.
A medida que se normaliza la situación del País, se han dado nuevos pasos con relación a este descubrimiento, como, por ejemplo, otros científicos se han acercado para publicar parte de los hallazgos y se ha divulgaban en un libro de química, así como en revistas.
El desarrollo futuro de este hallazgo es incierto, aunque Román insistió en que hay que hacer más estudios científicos para desarrollar del proyecto, y se comenzaron a dar pasos en vías a la comercialización de la idea.
“Ya se solicitó una patente y varios inversionistas de Inglaterra nos han contactado para adquirir la patente”, adelantó Román.