Por Idem Osorio De Jesús
(idem.osorio@upr.edu/ac)
Prensa RUM
viernes, 9 de diciembre de 2022
En tributo a su compromiso, entrega y solidaridad, Lucy Serrano Gastón recibió el premio Sister Isolina Ferré a la excelencia del Servicio al Prójimo, en la categoría de desarrollo comunitario, por su labor como fundadora y consejera de la organización Come Colegial del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Con 28 años de servicio en la institución que también es su alma mater, la actual oficial administrativa de la Oficina de Estudios Graduados (OEG), ha dedicado ya casi una década al colectivo que persigue que ningún estudiante pase hambre o necesidad de alimentos.
Precisamente, su trabajo con esta asociación estudiantil que aspira a erradicar la inseguridad alimentaria le ha permitido brindar, a lo largo de su trayectoria, cientos de almuerzos calientes, compras de alimentos y artículos de primera necesidad a la comunidad universitaria y a otros sectores de la población, durante los semestres regulares, así como en los retos que ha enfrentado el país en los más recientes años.
Por esa gesta, la Cámara de Representantes del Gobierno de Puerto Rico, reconoció a la líder colegial en la pasada vigésima entrega del Premio Sister Isolina Ferré que destaca a ciudadanos de excelencia en la filantropía en las áreas de salud, educación, deportes, cultura y desarrollo comunitario, renglón en el que fue reconocida.
“Se siente bonito. Yo creo que todavía no lo he podido asimilar porque me llena de emoción, pero yo siento que es un premio que es en equipo, sin los estudiantes, sin las pasadas directivas, no hubiera podido recibirlo. Realmente, han sido muchos años de intenso trabajo, pero se ha podido lograr y hemos estado ahí de manera continua desde el 2014, todos los semestres, todos los veranos hasta conseguir nuestra meta. Realmente, el premio lo recibo a nombre de todos ellos”, reiteró Serrano Gastón.
La egresada del Colegio de Administración de Empresas, en 1991, ha laborado en varias dependencias del RUM como el Programa Sea Grant, el Decanato de Artes y Ciencias, y desde el 1996, en la Oficina de Estudios Graduados, adscrita al Decanato de Asuntos Académicos, para un total de 28 años de servicio al campus mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Yo encantada de trabajar en mi alma mater, donde he formado parte de diferentes actividades y grupos, como el comité timón de Relevo por la Vida por varios años, en la Marcha Rosada y donde me necesitan, ahí he estado en el Recinto. A partir de 2014, he dedicado mis esfuerzos a Come Colegial y, hasta el día de hoy, continúo esa misión mano a mano con diferentes estudiantes, porque ellos se van graduando, van cambiando, pero yo sigo como su consejera”, subrayó.
La mayagüezana conversó con Prensa RUM sobre el complicado itinerario que ya es parte de su rutina y que combina junto a sus responsabilidades y tareas administrativas en la OEG, donde también brinda servicios al estudiantado.
“Es bien arduo y sí conlleva muchas horas de trabajo. Los martes y jueves son los días que estoy prácticamente presencial con los miembros de la directiva y los voluntarios, pero requiere mucho más, luego de las 4:30 de la tarde, en ocasiones estamos hasta altas horas de la noche coordinando actividades, enviando correos, preparando diferentes cartas, toda una labor administrativa. Los fines de semana, igualmente, pero se hace con amor y entrega. Mis estudiantes voluntarios también están dedicados al servicio, son bien desprendidos. Así que entre todos hacemos un gran equipo y estamos contentos con los frutos que recibimos de Come Colegial”, relató Serrano Gastón.
De hecho, sus servicios se han extendido a otros sectores del Recinto y de la población que han tenido la necesidad en momentos críticos para el país, como los huracanes, sismos y durante la pandemia.
“Si alguna entidad o grupo también necesita, los ayudamos, siempre y cuando tengamos productos en excedente. Así lo hemos hecho para proyectos como Siempre Vivas, que coordina la profesora Luisa Seijo Maldonado, y para empleados en las diferentes situaciones. Así que mientras nosotros tengamos y podamos atender nuestros estudiantes que son la razón principal, pues con mucho gusto lo hacemos porque uno da desinteresadamente y se recibe el triple de lo que uno le da a la comunidad”, aseguró.
Agregó que para garantizar el cumplimiento de sus objetivos, un factor clave es la contribución de diversas entidades que hacen sus valiosas aportaciones para que la iniciativa continúe.
“Son muchas compañías fuera del país y locales las que nos ayudan. No puedo dejar de agradecer al Banco de Alimentos de Puerto Rico, que es nuestro apoyo mensual desde el año 2019, cuando empezamos una colaboración fija con ellos. Igualmente, a las asociaciones estudiantiles del Recinto, exalumnos, personas fuera de la comunidad, en Mayagüez, en otros pueblos que nos apoyan porque muchos han sido alumnos del Recinto o sus hijos han estudiado aquí. Hay diferentes casos y motivos, pero todos se sienten comprometidos a ayudar a los colegiales para que se sigan preparando y, a la misma vez, puedan alimentarse”, destacó.
En cuanto a su premio, contó que la nominó Zulma Cabán, empleada retirada de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico en Mayagüez, quien ha seguido su trayectoria y aún sin conocerla personalmente, apostó a su candidatura para ser merecedora de este importante tributo.
“Yo no la conocía, ella sí sabía de Come Colegial y seguía los periódicos, reportajes y la página de Facebook. Un día me llamó que quería reunirse conmigo para nominarme a los premios. A mí me sorprendió porque realmente no hago mi trabajo por reconocimientos, pero acepté, me hizo una entrevista y me dijo: indiscutiblemente, tú eres mi candidata para los premios Sor Isolina Ferré’. En otros años, ella había nominado a otros proyectos y personas que resultaron también seleccionadas”, contó Serrano Gastón, que luego sometió todos los documentos y cartas de endoso para la evaluación.
La ceremonia de premiación se realizó el pasado 8 de noviembre en el Salón de los Próceres en el Capitolio de Puerto Rico, en un acto “sencillo, pero preparado con mucho amor. Fuimos 10 premiados de diferentes áreas de Puerto Rico, y predominó un ambiente bien emotivo, lleno de paz. No sé si Sor Isolina Ferré nos estaba enviando sus vibras, pero fue una experiencia bien bonita”, recordó.
La consejera de Come Colegial agradeció a todos los estudiantes voluntarios que han formado parte del esfuerzo, que le mereció el premio por su incansable compromiso y empatía, valores que aprendió de sus padres y se practicaron siempre en su hogar.
“Esto siempre ha estado en mí. Lo aprendí de mi mamá en mi casa y con mis papás. La vena a mí me la transfundieron a través de mi familia, que siempre ha estado haciendo labores comunitarias”, expresó.
Consciente de que deja un legado en la institución donde se ha desarrollado académica y profesionalmente, la colegial aspira a continuar su compromiso con los estudiantes, a quienes considera la razón de ser de la Universidad.
“Es una satisfacción sentir que doy sin esperar nada a cambio. Me acuesto tranquila, contenta de que realmente se ha podido dar y los estudiantes así me lo hacen saber cuando se gradúan, cuando terminan de recibir su ayuda. La cara, las gracias de ellos, cuando les entregamos sus almuerzos, los mensajes que recibimos de la comunidad estudiantil, de verdad que es algo bien bonito y a uno esto lo anima a seguir. Seguimos trabajando para ellos, consiguiendo más ayudas”, puntualizó.