Redujeron el crecimiento de tumores en ratonas con cáncer de ovario.
6 de septiembre de 2022
El estudiante doctoral Ricardo A. Noriega-Rivera del Departamento de Bioquímica del Recinto de Ciencias Médicas, de la Universidad de Puerto Rico (UPR), recientemente publicó el estudio de una molécula con la capacidad de controlar los niveles de expresión de genes asociados con el cáncer de ovario del tipo seroso de alto grado.
Noriega-Rivera es parte del laboratorio del Dr. Pablo E. Vivas-Mejía y bajo su mentoría, y el apoyo de otros estudiantes doctorales como Mariela Rivera-Serrano y Robert J. Rabelo-Fernández, lograron el desarrollo de una prometedora terapia –sometida como patente provisional– que complementaría el tratamiento con quimioterapia. El estudio es auspiciado con fondos de la subvención federal “Research Centers in Minority Institutions” (RCMI) y del Centro Comprensivo de Cáncer de la UPR.
Los tratamientos más utilizados para este tipo de cáncer de ovario son una combinación de cirugía y quimioterapia con el medicamento cisplatino. Este medicamento actúa incorporándose en el ADN de las células cancerosas y provocando la muerte celular. No obstante, el 70% de las pacientes que reciben quimioterapia desarrollan resistencia al cisplatino causando complicaciones en su tratamiento.
“Nuestro enfoque es lograr que la quimioterapia regular que existe para el cáncer de ovario, basada en el uso de cisplatino, funcione y que los pacientes no desarrollen resistencia a la misma. El tratamiento que proponemos no va a reemplazar al cisplatino si no que va a ayudar a que el mismo funcione como se espera, evitando que el paciente desarrolle resistencia a este tipo de quimioterapia”, explica Noriega-Rivera.
El cisplatino actúa sobre el ADN, afecta la reproducción celular y crea células defectuosas que terminan en apoptosis –un tipo de muerte celular–. Desafortunadamente, las células de este tipo de cáncer parecieran superpoderosas y se inmortalizan al activar distintos mecanismos para continuar su reproducción y formación de tumores.
Se conoce muy poco del por qué las células carcinógenas dejan de responder al medicamento, es un foco de estudio en este momento. Noriega-Rivera menciona que: “Uno de los mecanismos envueltos en el desarrollo de la resistencia puede deberse a mutaciones que disminuyen o afectan la expresión de trasportadores biológicos [receptores] encargados de incorporar la droga a la célula”.
Rabelo-Fernández y Rivera-Serrano, quienes colaboran en la investigación desde distintos ángulos, también ofrecen explicaciones.
“En ocasiones la célula cancerosa elimina al cisplatino a través de poros o canales de su superficie. Una vez el medicamento (cisplatino) entra a la célula, esta lo encapsula y lo saca”, afirma Rabelo-Fernández. “También, una sobreexpresión de enzimas desintoxicantes inactiva al cisplatino provocando que este no tenga el efecto esperado”, comenta Rivera-Serrano.
El ácido ribonucleico o ARN es una de las moléculas fundamentales en los procesos celulares. En el estudio Upregulation of the Long Noncoding RNA CASC10 Promotes Cisplatin Resistance in High-Grade Serous Ovarian Cancer, Noriega-Rivera y colaboradores reportaron, por primera vez una molécula de ARN llamada CASC10, que interfiere en mecanismos esenciales para la supervivencia de las células de este tipo de cáncer.
Rivera-Serrano explica que a través de la terapia knockdown – que disminuye temporalmente la expresión de uno o más genes – se observó que algunos mecanismos moleculares implicados con CASC10 promueven que se detenga el ciclo celular y la apoptosis.
Posteriormente, el estudio fue validado en un modelo in vivo usando ratonas de laboratorio. Rabelo-Fernández fue el encargado de esta tarea que se desarrolló en el Centro de Recursos Animales del Recinto de Ciencias Médicas.
“La terapia knockdown [CASC10] fue encapsulada dentro de un liposoma que se inyectó en las ratonas y resultó efectiva en la reducción del tamaño del tumor, por esto, decidimos combinar esta terapia con el cisplatino. O sea, le estábamos dando la quimioterapia a la ratoncita más nuestra terapia. Como resultado observamos que cuando se combinaban ambas terapias, obtuvimos los mejores resultados.”, explica Rabelo-Fernández.
“La formulación junto con el cisplatino es una terapia prometedora para tratar esta enfermedad. Ya hay terapias que usan ARN y liposomas aprobadas por la FDA. Estas son similares a las que se usan en las vacunas de Pfizer y Moderna para el Covid-19. Hay compañías que se dedican a trabajar este tipo de terapia, pero ninguna dirigida a lo que nosotros estamos haciendo en cáncer de ovario”, afirma Noriega-Rivera.
Noriega-Rivera es un ponceño que defiende su tesis doctoral este semestre, luego de cinco años de duros retos como el huracán Maria, los terremotos y la pandemia. Después de esto le esperan en un prominente laboratorio del Methodist Research Institute, en Houston, TX, para trabajar con este tipo de terapias de ARN.
Noriega-Rivera agradece a sus colaboradores y al Dr. Pablo E. Vivas-Mejía. “Ha sido un mentor de la vida, puedo decir que nos ha enseñado mucho y gracias a él hemos podido llegar a donde estamos. Su sacrificio como mentor, enseñarnos todo, llevarnos a través de todos los procesos, la propuesta las clases, la defensa, escribir artículos, proveer los fondos…”
Tanto Noriega-Rivera, Rabelo-Fernández y Rivera-Serrano, coinciden en que ningún avance habría sido posible sin la colaboración mutua; su compañerismo, no sólo se extiende al trabajo diario diseñando y llevando a cabo experimentos, sino también en el apoyo emocional diario.
“Esto es algo que no se escribe en los artículos pero es un factor que ayuda a dar lo mejor de nosotros para lograr avances en el tratamiento contra el cáncer y proveer alternativas más efectivas para los pacientes”, reflexiona Rabelo-Fernández.
Por Bonny M. Ortiz Andrade