Los contagios pueden inhabilitar al personal e interrumpir el suministro, confirma investigación
14 de marzo de 2022
La pandemia de COVID-19 ha afectado diversos sectores que mueven la economía en Puerto Rico, siendo uno de ellos la cadena de suministro de carnes. Aunque la enfermedad no se transmite mediante su consumo, los contagios –que van en descenso– han afectado el precio, la variedad y cantidad de productos disponibles, es decir, se ha trastocado la seguridad alimentaria.
Ante esta realidad, uno de los sectores más vulnerables es la agricultura, según una investigación de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), que dio paso, a su vez, a un proyecto de capacitación de trabajadores para continuar la producción de carnes durante la pandemia.
“Durante nuestra investigación, encontramos que la tasa ajustada de muertes por COVID-19 es más alta en este sector y aquí, en Puerto Rico, ese punto es bien crítico porque la mayor parte de los agricultores son mayores de 60 años”, dijo el doctor Julio César Hernández, catedrático del Departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural de la RUM.
Explicó que la cadena de suministro de carnes es amplia y la pandemia puede impactarla de diversas formas. Por ejemplo, los contagios inhabilitan al personal y, por ende, las provisiones de alimento.
“Una cosa que nosotros identificamos aquí –y ha pasado en Estados Unidos–, es que la agricultura y la manufactura han sido dos de los sectores más impactados por el COVID-19, porque requieren que los insumos de producción se estén moviendo y pasan por muchas manos. Hay líneas de producción y líneas de distribución; si una persona se enferma, puede contagiar a los que están en su línea o en la siguiente, y eso hace que todo se detenga. Es uno de los problemas principales”, indicó.
Resaltó que la educación ha sido una de las principales estrategias para superar los retos pandémicos, y fue así como surgió el proyecto “Luchando contra el COVID-19: Evaluación del efecto de la capacitación de Extensión Agrícola sobre el COVID-19 en la cadena de suministro de carne”. Decenas de trabajadores rurales ya han recibido talleres de adiestramiento directo para mejorar las prácticas en la producción y manejo, evitar el contagio y garantizar la continuidad de la producción de carnes.
“Donde vimos que pudimos contribuir fue en la parte de conocimiento sobre regulaciones, específicamente en lo que se refiere al equipo de seguridad. Una buena proporción de los participantes expresó que, en los lugares de trabajo, el patrono no se los está proveyendo y lo tienen que comprar ellos mismos. En la práctica, aunque una buena parte de estos trabajadores conocían las maneras correctas de seguridad, muchos de ellos no las implementaban todo el tiempo. El problema no es un asunto de conocimiento, sino de ejecución”, afirmó Hernández.
Para los investigadores, dos de los mayores retos durante las capacitaciones fueron el bajo nivel de escolaridad del personal y el manejo deficiente de las tecnologías para el aprendizaje virtual.
“Observamos que entre el 20% y 30% de los trabajadores de las plantas de procesamiento y de las fincas de ganado de carne tenían problemas para leer el cuestionario. Esto nos hizo pensar, en principio, que eran analfabetas, analfabetas funcionales o tenían problemas de visión. El asunto es que eso dificulta el adiestramiento y la lectura del material escrito, como afiches y rótulos en el lugar de trabajo”, dijo Hernández.
Al momento, el Servicio de Extensión Agrícola del RUM diseña talleres presenciales, material didáctico muy visual y sesiones prácticas en las cuales los trabajadores aprendan haciendo.
“El Servicio de Extensión Agrícola es muy importante porque genera y distribuye material didáctico a los agricultores, la comunidad, los jóvenes y las familias. Esto es obviamente diferente a los materiales didácticos que los profesores universitarios desarrollan para sus clases; se usan otras metodologías y otras técnicas, aunque el objetivo es siempre educar”, expresó, por su parte, el doctor Raúl Macchiavelli, decano y director del Colegio de Ciencias Agrícolas del RUM.
Los materiales educativos desarrollados en este proyecto están en la página oficial del Servicio de Extensión Agrícola (https://www.uprm.edu/sea/). Fueron revisados por pares y, además de ser específicos para Puerto Rico, pueden usarse en Estados Unidos (donde gran parte de la fuerza trabajadora de este sector habla español) y Latinoamérica.
Esta investigación es parte de los 10 proyectos seleccionados por la UPR para prevenir, mitigar y detener el COVID-19, y recibió una subvención de $175,000 –asignados por el gobierno– para dicho fin.